Para Marina Tsvietáieva en el amor no existían leyes; iba allí donde la llevaba la pulsión. Y el amor era pasión, desmesura; necesitaba estar en estado de amor. Cuando surgía, fuese hombre o mujer quien lo desencadenase, se lanzaba al abismo sin miedo.
Una de sus pasiones más vivas y dolorosas fue la que vivió con la poeta Sofía Parnok, que le inspiró al ciclo de poemas "La amiga" y, a su muerte, la Carta a la Amazona, dirigida a Natalie Clifford-Barney y escrita entre 1932 y 1934.
Fue la propia Marina Tsvietáieva quien quiso ver reunidos en un mismo volument estos dos escritos en los que pretendía demostrar la fatalidad irrefutable de la no correspondencia del amor humano, ya se tratase del amor por un hombre o por una mujer.