Las historias del pueblo judío suelen estar escritas para los propios judíos y tienen un carácter panegírico, cuando n francamente confesional. Esta historia, cuya originalidad comienza por su método expositivo -de adelante para atrás, del tiempo presente hacia los orígenes-, ha sido concebida por su autor teniendo en mento un hipotético lector no-judio, que de los judíos ha oído hablar, que quizás conozca a un par de ellos, que es capaz de festejar un chiste judío, y de simpatizar con el sufrimiento de veinte siglos.