La inversión de elementos en el viejo lema humanístico simboliza la legitimidad actual de plantearse una consideración de la pintura, sobre todo la del período moderno, como un objecto más espiritual y recóndito, en virtuda de su propia complejidad sígnica, desde los presupuestos y estructuras metodológicas de la Poética, la ciencia histórica y actual de los textos de arte verbal.