Antes de que Cervantes terminara de escribir la segunda parte del Quijote, apareció en 1614 lo que hoy se denomina el Quijote de Avellaneda, el Quijote apócrifo o el Falso Quijote, la imitación escrita por el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de Tordesillas, con el título Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que contiene su tercera salida y es la quinta parte de sus aventuras.